sábado, octubre 08, 2005

De súbditos y ciudadanos

Muchas veces pensamos que hablar de personas es sinónimo de referirnos a ciudadanos. Nada más lejos de la verdad. Persona es todo humano por su mera existencia, la ciudadanía es una cualidad política, de ahí que por ejemplo en las monarquías y otro tipo de satrapías no se tengan ciudadanos sino súbditos – o camaradas si es el caso. Un pensamiento ligero e irresponsable puede hacernos pensar que es una diferencia solamente nominal, súbditos serían entonces quienes viven en una monarquía, como los españoles, ingleses, etc. y ciudadanos quienes viven en países con gobiernos democráticos. Pues no. En algún diccionario encontramos que ciudadanos son “quienes gozan de los derechos propios aquellos que viven en ciertas ciudades”, mientras que súbdito es “aquel que está sometido al superior y obligado a obedecerle” Ahora empezamos a entender por qué tantas personas arriesgaban vida y fortuna por hacerse ciudadanos romanos, aunque a la cabeza del estado estuviese un emperador. Y es que no es nada sutil la diferencia cuando se ve en estos duros términos: un ciudadano tiene derechos, algunos de ellos irrenunciables, mientras el súbdito no tiene nada sino el favor de su amo. Y aquí llegamos al llegadero, a la Venezuela de hoy. Tenemos grabado en nuestra conciencia colectiva que este es un país ubicado en la parte más septentrional de la América del Sur, con 916.050 Km2 de superficie y habitado por tantos millones de ciudadanos – que no de súbditos. Un país en el cual preferimos el escándalo político a la mordaza que silencia. Donde un Arévalo González prefirió nueve años en La Rotunda con grillos de setenta y cinco libras en los pies que retirar una candidatura simbólica a la presidencia que ocupaba J.V. Gómez. Una Venezuela conformada por ciudadanos porque nos hemos dado tras muchas luchas, la posibilidad cierta de tener derechos, donde aunque se sea pobre hasta la miseria, se tiene un anhelo de igualdad. Donde el término de súbditos ha sido borrado por siempre jamás. Donde las actitudes de los hombres de prensa son las de Arévalo González o Alberto Ravell frente a Gómez y no las de Eleazar Díaz Rangel frente cuatro espalderos del regimen. Y donde todavía se habla en Trujillo de Juan Bautista y Pedro Araujo cuando se mientan hombres de tabaco en la vejiga. Porque la ciudadanía exige valía.

Publicado en Caracas en el vespertino Tal Cual el 4 de octubre de 2005

1 Comments:

Blogger urru said...

Bravo Jorge!, Qué bueno que publicas un blog :-)
cariños,
urru

7:56 p. m.  

Publicar un comentario

<< Home